sábado, octubre 10, 2009

Derivaciones- notas para el cine revolucionario :: en una tarde de cielo nublado

En términos de producción cinematográfica, El cine in surge como, revolucionario en concepto y técnica, empiezando en la Unión Soviética, con la victoria de la revolución socialista, cuando las posibilidades de un cine de expresión revolucionaria comisaron a ser seriamente discutidas. A través, sobretodo, de cineastas Sergei Eisenstein y Dziga Vertov, tornando palpable la concepción de un cine no apenas revolucionario en términos de contenido, pero, revolucionario también en su aspecto formal, una arte revolucionaria en amplitud máxima de sus medios de formulación. En estas referencias pueden ser encontradas las vanguardias literarias soviéticas, en poetas como Maiakóvsky, Klebhnikov o Krutchonik, bien como el las artes plásticas, con, Malevitch, Lissitzky, Rodchenko, Tatlin... seria la característica determinante de la cultura soviética en los anos 20, antes do adviento del stalinismo y de la dictadura del realismo socialista en artes con Zdanov.

Eisenstein preconizo la montaje dialéctica, que se inspiro de fuentes tan diversas como el marxismo, el teatro Nô japones y los ideogramas. La concepción dialéctica de montaje defiende el da justa exposición de dos planos que crían un nuevo significado, que no es expreso em términos visuales, antes si en términos conceptuales la mente del espectador. Puede se citar, como ejemplo notable de esta concepción, la memorable secuencia de La Huelga, A Greve (Stachka — 1924), donde son justa puestos planos consecutivos que muestran escenas de un matadero de bovinos y la represión de la policía tzarista hacia los huelguistas. El significado almejado no ées exhibido plásticamente en la pantalla, pero, obtenido al modo abstracto en el entendimiento. Es importante averiguar que no hay pues, uno objetivo meramente didáctico, el significado no es presentado como una realidad acabada, lista para ser asimilada, pero, si como una propuesta que debe ser discutida por espectador. Tratase de um cine que desencadena en el público la formación de la consciencia revolucionaria, en proceso que exige la participación activa de aquello lo contempla, que es llamado a reflexionar sobre el contenido expresado en la pantalla. Forma-se portanto a seguinte equação: conteúdo revolucionário + forma revolucionária = ARTE REVOLUCIONÁRIA.

Para Vertov, el carácter revolucionario del cine es resuelta en la montaje. El cine de Vertov proclama el primado de la cámara sobre el ojo humano. La cámara es el instrumento que organiza la realidad en perspectiva coherente. Es un cine que rechaza toda las forma de actuación , se armando como la interpretación revolucionaria de lo que es, realidad. En este sentido, considera a ficción del real como una forma de ilusión, de mistificación. El cine se transforma en instrumento dialéctico no solamente de lo que es interpretación más de transformación revolucionaria de la humanidad. El ojo mecánico— KINOGLAZ — que convence al espectador la realidad, que fuerza al espectador, antes pasivo, a convertirse en sujeto histórico de su propia liberación.

El Cine revolucionario es aquello que, por lo tanto, responde de manera transformadora y libertaria cuestiones del contexto histórico que enfrenta, no solamente en la perspectiva das ideas, más también en la estética, de la forma. Es en su esencia, veo que es importante enfatizar que el arte revolucionaria, cuando destituida de una estética revolucionaria que acompañe sus ideas, luego degenera en arte didáctica, en el arte falsamente "popular", lo que és mas grave, en objeto de manipulación política de gobiernos autoritarios, como el célebre caso del realismo socialista stalinista. Sin la vanguarda formal, pues, el arte revolucionaria pierde su contenido transformador, es manipulada de manera a se convertir en instrumento de doctrina y sin las ideas revolucionarias, la vanguardia formal pierde su capacidad de transformación , cayendo en estatizaciones esteréis, en soliloquios en la torre de marfil.

Se observarnos los grandes artífices del cine revolucionario pos-soviético — Godard, Gorin,Glauber, Buñuel, Chris Marker, Solanas, Pasolini, y otros más— nos damos cuenta que son artistas que utilizaran un suporte formal sumamente innovador y transgresivo para vehicular sus ideas revolucionarias, incluso, en muchos casos, rechazando las soluciones estéticas preconizadas por los maestros soviéticos. Glauber Rocha, que empiezo, de una cierta manera, pagando tributo a Eisenstein y al neo-realismo italiano en sus primeros esfuerzos, va al largo de su carrera, alejándose cada vez mas de los modelos europeos en dirección de la estética totalmente original, fusión de alegoría barroca, pajuelaza y cristianismo libertario, en tal proceso que acompaña el alejamiento progresivo de las categorías racionalistas del marxismo en dirección al concepto de la revolución mesiánica, que se procesa en el extasié místico revolucionario. Godard, por su turno, radicaliza a la perspectiva de un cine filosófico y firmado en conceptos, expresando, todavía, la reflexión en la narrativa cada vez mas descontinúa y caótica, que rompe con la linealidad ideológica colonizadora del convencional. La deconstrución narrativa impide que los espectadores acepten pasivamente lo que está siendo presentado, los propone de manera persuasiva a reflexionar sobre lo que mira y oye. La idea es justamente provocar desconfuerto en el público, perturbando en sus convicciones mas firmes, instalando el conflicto y desmantelando el consenso.

Si puede decir que una estética revolucionaria tiene la función de despertar el espectador para el contenido de las ideas que están siendo discutidas en el filme. Es como se fuera un rastillo, un detonador de conciencias, que explote la muralla de los prejuicios que el público ya trae dentro de si. No es difícil averiguar como la narrativa linear es un instrumento de doctrina ideológica, conduciendo al espectador, a través do encadenamiento linear de ideas, hacia una determinada conclusión previamente determinada y controlada por los autores de la obra. Un cineasta revolucionario, al contrario, no consigue, y tampoco desea, controlar la interpretación de su obra, pues presenta sus ideas de manera no-linear, no-didáctico, ofreciendo al espectador el debate, evitando de manera resoluta el adestramiento ideológico.


"Llevo el mar que beso la playa del dolor" (Flor Maleva)